Hay árboles grandes, pequeños.
Autóctonos, de "importación".
Con flores, sin ellas.
Caducos, perennes.
Con muchas hojas... con pocas.
Frutales, ornamentales.
Diferentes, pero son.
Y nunca escuché que ninguno dejase de crecer por voluntad propia.
¡Ay, ay, ay!
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