Un árbol anciano lleno de flores casi todo el año regalaba su orgullo a quien lo contemplaba.
Generoso, fuerte, con ese "savoir faire" que solo los grandes poseen.
De repente apareció la especulación, una bulldozer.
Le grité con todas mis fuerzas pero el, al no ser marinero, ignoraba que
existen temporales que no podemos capear.
Cuando conseguí despertarme no podía sonreír.
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